sábado, 29 de noviembre de 2014

¿DÓNDE ESTARÁN LOS NIÑOS DEL MANNUCCI….?

Aquella tarde dominical de suplicas, hasta los ateos creían en los prodigios y prometían volverse cristianos clamando a Dios con oraciones y ofrecimientos, el final se aproximaba todos habían celebrado a rabiar los últimos goles del “Socio” Héctor  Fabián Arias y apretaban los puños y dientes  cuando se jugaban los descuentos ya que los arequipeños se acercaban al empate.
De pronto en ese silencio inesperado sonó el pitazo del “Pellejo”  Torres y el pánico se apodero de todas las almas carlistas que aquella vez ni llenaron el mítico estadio Mansiche, solo la fiel  y polémica barra de Chicago comandada por “El Boqui” ya afónico gritaba a todo pulmón “No se va, no se va, Mannucci no se va…contagiando así  a los asistentes.
Los jugadores se envolvían en abrazos con su técnico el valeroso Sergio Ricardo Pereyra, miraban hacia la cabinas radiales esperando el resultado en  Cerro Pasco y el publico radio portátil a pilas en espera de  lo que sucedía, ya tenían jugando allá 05 minutos de sobre tiempo y no concluía el bendito partido,  de pronto el resultado oficial que recuerdo nadie quiso decirlo, pero se  tenía que dar como primicia: Unión Minas 0 - Cienciano 0, lo cual salvaba al cuadro cuzqueño y condenaba a Mannucci a la bajan en aquel fatídico 27 de noviembre de 1994.
Se podía comparar ese instante a los aficionados como el haber recibido un cubetazo de hielo o petrificados en el tiempo o quizás peor, saber que el ser amado habría partido a la eternidad, mientras nosotros intentando evitar el contagio del dolor buscábamos respuestas, excusas. Habían pasado más de 10 minutos, que los jugadores se habían retirado al camarín a guarecerse de algún temor, la gente de oriente ya había abandonado su lugar mientras que  en occidente solo quedaba la Barra de Chicago con un Boqui envuelto en su banderola azulina gemía la desdicha como muchos hinchas, y consolados por un; ¡Oh Volverá, volverá… ¡
De pronto nosotros teníamos que actuar y tuve que reaccionar en la cabina de transmisión y nadie quiso descender a hacer las entrevistas, así que cogí la grabadora, el celular y me dirigí al campo de juego, en mi camino rumbo hacia camerinos me reencontré con un niño hincha que en muchos partidos lo había visto siempre en occidente debajo de la cabina del control de las torres de iluminación y me impresiono  su forma de alentar y arengar. 
Era muy caballerito muy educadito me detuve  a contemplarlo y  mientras me acercaba más descubrí que  también sufría en mutismo, se le veía muy adolorido, tenía entre 08 a 10 años, de piel blanca y pelo rubio y  de apariencia pituca, a su costado se hallaba su hermanito quien casi sin entender lo que pasaba se abrazó a él envolviéndose en su gigantografía; vi solo una lágrima rodar por sus mejillas y otras más como buscando desahogo en sus familiares que en esos momentos ni se les advertía.
Alcance a leer en su gigantografía…”  siempre te seguiré…” y algo más que me estremeció y pensé en hacerles una nota, quizás “Los niños del Mannucci”, de pronto algunas voces de la cabina me desconcentraron eran  Lucho y Carlos quienes me pedían a gritos que me dirigiera hacia los camerinos esperaban mi informe final para Radio Heroica y desde planta baja, pues ya querían  irse a sus casas.
Tuve que  reaccionarvolviendo hacia mi objetivo y al cruzar rumbo a camerinos,  divise entre los pocos barristas que no se iban del estadio quienes parecían estar pegados al en el cemento era como cruzar por un bosque humano petrificado, que tal impacto  aun así logre llegar al área de los camerinos y  me encontré con un grupo de 10 niños que consolaban con sus tiernos abrazos al argentino Fabián Arias sentado en el suelo, quien lloraba su rabia, me aproxime pero al ver  como los niños lo cobijaban seguí rumbo al camerino, respete su dolor.
Al llegar al camerino sur, toque la vieja puerta de madera la que encontré cerrada no encontrando respuesta así que decidí esperar pensando en el niño hincha y mis pensamientos confusos  y alterados viajaban  meses antes desde cuando los hermanos Saavedra  llegaron y un año 93 con  Julio Cesar Uribe como técnico  lograban con  Mannucci  un  triunfo en Huaral, luego mi viaje a Cerro de Pasco con Camacho y Peláez en ese empate con Unión Minas 2 a 2 con golazos del platense  Mario Raúl Villegas   y  otros triunfos más que ubicaron al equipo a disputar una pre liguilla y solo la diferencia de goles con el Sport Boys lo elimino.
Comenzaría luego la temporada 94 con mucha ilusión y con un proyecto de hacer del equipo a un grande y hasta se soñaba con una libertadores y pese a las contrataciones y luego de un aceptable empate con Alianza Lima 3-3 y de golear al Cienciano por 4 a 1,llegariaun triunfo ante el Defensor Lima en la capital y luego vendría la goleada que sufrió el tricolor en Trujillo ante el Cristal y de ahí comenzaron los problemas el roce entre los jugadores Limeños y Trujillanos y extranjeros y aún más la derrota en la cancha de los muertos ante el Municipal con la gigantesca banderola que invadió el arco de Ibáñez y el gol que no fue, que nunca entro y Alberto Tejada lo valido como tal. 
Aquella vez estuvimos transmitiendo con Carlos Sotil Mantilla, en las graderías y teniendo a nuestras espaldas a Uribe expulsado como era muy seguido también a ciertos jugadores, tal parecía que los árbitros también colaboraban para el descenso y es más por las fuertes declaraciones de los Saavedra en el seno de la ADFP, de que ellos se serian modelo de dirigentes que no compraban árbitros yo arreglaban partidos, , creo que eso también sumo.
Además la férrea disciplina que implanto Uribe quebrada por ciertos jugadores que se creían intocables,  más los malos resultados precipitaron  a renunciar al Club. Los dirigentes le encontraron remplazo inmediato  y confiaron en el mundialista José Fernández; quien complico más esta situación carlista a tal punto que jugadores Limeños con pasado en selección peruana exigían a los dirigentes que ellos querían entrenar de Lunes a Jueves en Lima y llegar a Trujillo los viernes.
Fue casi efímera su presencia y el tricolor sumo pocos puntos. Rápido lo cambiaron por el paraguayo  Cesar Cubilla cuya experiencia no le sirvió de mucho. Recuerdo cierta vez  tomando un café con él, me refería, que tal era la presión de la hinchada que algunos jugadores Limeños se hacían los lesionados y hasta algunos se le descomponía el estómago solo por no saltar al verde del Mansiche. El mismo libreto lo cambiaron  Mannucci   se venía en picada.
Luego toma la dirección Juan Caballero Lora, con poca experiencia y como vio al equipo hundirse decidió renunciar, pues no quería manchar su hojade vida dejando solo a su asistente Sergio Ricardo Pereyra quien realizo lo que nadie había logrado; un cambió elevando el autoestima de los jugadores a pesar de un falso debut en el nacional con la “U” perdiendo por goleada, luego le gano al Aurich-Cañana, al Alianza Atlético de Sullana con gol de Fabián Arias en el “campeones del 36” en Sullana  y en el Mansiche ajustado al FBC Melgar y mantuvo la ilusión hasta el último momento. Pero le faltó tiempo…..
En esas pensamientos me encontraba cuando sentí el chirrido de la vieja puertay me desconecto el clásico olor a pezuña de los chimpunes y el eterno “chueco” solano que me invitaba a pasar, dude atravesar el umbral, y al ingresar al camerino vi a los jugadores llorando recriminándose así mismo nadie hablaba, Ibáñez Cabizbajo, Paredes sollozando, Flores en un rincón, Ortiz, Chávez , Ganoza  masticando su bronca, Villegas sollozando, Medina tumbado en el suelo ,Heredia se cogía su África look, Malqui  carajeando  a todos. 
Tenía que aprovechar la oportunidad, era el único periodista presente, así que  active el play-record de mi grabadora encontrando resistencia  percatándome que las  pilas me fallaban, conecte el celular y marque para salir en directo a la Radio y ya no había crédito, hubiera maldecido lo que me pasaba, solo me quedaba contemplar el momento histórico así que no resistí tanto dolor y contagiado me salí casi corriendo, deprimido camino a mi cabina.
Quedaba el consuelo de ver nuevamente a los niños hinchas pero ya habían partido no sé a dónde. El sol se había ocultado antes de concluir el encuentro y  unos nubarrones amenazaban en el firmamento, sintiéndose una ligera llovizna que quería lavar el dolor. Un hincha por ahí  dijo: “Dios  también llora por Mannucci……”
En la mente ya camino a casa recordaba  las palabras de Sergio Ricardo Pereyra “Si baja Mannucci todos pierden desde el heladero, el kiosquero, los canillitas etc.  ”. De ahí hacia adelante todo fue distinto.

Han pasado  20 años de intentos y  frustraciones y nunca supe quiénes  fueron   los niños a veces me  pregunto  ¿Dónde estarán los niños del Mannucci ? ¿Y qué fue de aquella  promesa de “Nunca te abandonare”…..?(LUIS CARLOS GOMEZ) 

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